jueves, 13 de junio de 2013

Escenarios en el horizonte llanero Alberto Baquero Nariño El trazo de unas líneas del horizonte llanero requiere afianzarse en el análisis de los últimos años del siglo XX, en contexto del referente histórico de su segunda mitad. La razón es la golosa invasión centralista al territorio, asalto profundizado progresivamente desde 1985, con masacres, desplazamiento masivo y catapultado desde el 2004 por el “Plan Renacimiento de la Alta Orinoquia”, con el insumo de una tierra baldía, la cual se podía apañar al mejor estilo colonial. Si todo muestra que vamos a soportar esas economías de plantación y la realidad del petróleo, una visión por lo menos al año 2060 ofrecería cuatro escenarios posibles: • El caótico, el desertor, el deseable y el utópico. El caótico, que es el más probable, sigue las pautas agresivas del modelo actual; extrae sin importar efectos directos y colaterales, deja socavones, contamina las aguas, depreda el medio ambiente, arrasa la cultura y contra el reclamo de los habitantes, esgrime la fuerza, la intimidación, el soborno. • El desertor, con precaria posibilidad pero del cual existen vestigios conocidos, es aquel que abandona todo ante la presión colectiva contra la explotación y por la respuesta de la naturaleza, se produce una merma sustantiva a las economías de plantación. • El escenario deseable, es prudente y negocia sobre mínimos posibles. Se afianza argumentalmente con indicadores contextuales y marcha con pautas de la investigación científica. Su lema es “si vamos a convivir 60 años o más del siglo XXI, entonces debemos entendernos de manera integral” y en definitiva, abandonar las prácticas del escenario caótico. • El escenario utópico, es el de sueños y esperanzas pero es de baja probabilidad, aunque es el que abandona las prácticas de tipo colonial, muta la extracción por la trasformación, considera como rezago las relaciones de dependencia, se asume en la guía generalizada de la investigación científica y al desechar el centralismo como peste del pasado, robustece el modelo de desarrollo hacia adentro. Escoger el más conveniente es el papel que nos corresponde, sin acudir a rupturas, salvaguarda del caos e insistencia en saltar encima de leyes y normas. Luego de sopesar tendencias y observar dinámicas, la intuición es el sabio contenido que es preciso escuchar en la mollera colectiva.