Después de la II Guerra Mundial se
fumiga con DDT (Muller 1939) contra el tifo y la malaria. Rachel Carson
denuncia (1962) que es cancerígeno. Luego (1977) se asperja con Paraquat en la
Sierra Nevada de Santa Marta contra la marihuana, veneno prohibido por ser nocivo para la población de
USA, adicta desde los 60. La erradicación de psicotrópicos en el exterior la reinicia Ronald Regan en 1984.
Al fin de la guerra fría en 1990
surgen las Empresas Militares Privadas gringas, operadoras del Plan Colombia
(2001), quienes se maman el 90% de los US$7.500 millones asignados, para erradicar
cultivos de coca. Este Plan mitiga el desempleo en USA, nutre el mercado de la
muerte y ha sido inocuo en la erradicación del cultivo de coca.
El patólogo Pedro Eslava
constata el actual uso de Paraquat –agenciado por la empresa suiza Syngenta en
la fumigación de plantaciones, veneno que el viento esparce por sabanas,
bosques nativos y cuerpos de agua. Comprueba el científico que la afectación es
grave en el río Cumachao (cabeceras del Tomo), donde peces y organismos
acuáticos de todas las especies, sufren severas lesiones pulmonares y de la
piel. Igual ocurre con bovinos, lo cual se expondrá en el Congreso de Toxicología
a realizarse el 26 y 27 de mayo en Villavicencio.