lunes, 21 de septiembre de 2009

El saber y el hacer

Los equilibrios sociales se afirman si se fomenta la integración del saber con el hacer, cavila el Alcaraván. Es arduo lograr empatía entre idealistas y pragmáticos y de estos con las instancias del poder, sin desgarrar los equilibrios naturales. Occidente convierte al género humano y a los recursos naturales en medios para obtener fines determinados y les quita su razón esencial como sujetos de la riqueza y de la acción pública. Impone estereotipos de consumo suntuario que degeneran la escala de valores. En esta época, agrega el Tigre, prima de modo ramplón el pragmatismo.

El Alcaraván pregona que al descubrir la reacción nuclear en cadena, Oppeheimer fabrica la bomba atómica y el presidente Truman ordena el holocausto. En la historia de las mentalidades, alude el Alcaraván, el saber colectivo se forja en el pueblo y lo elevan a niveles teóricos los pensadores, como los humanistas del siglo XVI, entre ellos Erasmo de Rótterdam que en el “Elogio de la Locura”, propugna porque el monarca no sea tirano. Es, apostilla el Tigre, como si la obtención de la paz fuese exclusiva de pazólogos, anclados en tratar la fenomenología o el efecto, ajena a exigir el cambio estructural, o tratar la causa.

Tomás Moro en “La Utopía”, acota el Alcaraván, propone un sistema justo, ajeno al fanatismo de la invasión europea empacada en el terror de la inquisición, sacralizada con la hoguera al final de la tortura por la Ordenanza Pontificia en el año 1.231, que expide Gregorio IX. Copérnico fue quemado por una herejía… “la tierra gira alrededor del sol”.

En “Los bienes terrenales del hombre”, añade el montaraz, Leo Huberman escruta esencias de la justa relación Estado-Sociedad. El monarca detenta un poder omnímodo de origen divino, mientras crece la influencia del mercader en los países nórdicos y en Italia en el año 1.350, por influencia de la navegación. Hay expediciones como la de Marco Polo, agrega el ñénguere, que trajo a Europa nuevas cosas, como la pólvora, la brújula, los espaguetis, el papel moneda y la imprenta. Los navegantes abordan la cartografía, hacen instrumentos para orientar al viajero, crean la moneda e inician el registro contable.

El acervo de saberes es germen de la acumulación originaria del capital en los países dominantes de Europa, deduce el Tigre, cuyas influencias marcan la evolución de la ideología, el carácter del poder que practican los Estados y un legado que se traslapa o se yuxtapone en otras latitudes, hasta justificar la acumulación por y para la acumulación.

Se escinde en Occidente el saber del poder, con una brecha cada vez más grande, porque acceden a él personajes privados de saberes e imbuidos de la sed de oro y con precaria sensibilidad por el bien común.

Contra ese síndrome potenciado durante el siglo XX, apura el Tigre, la educación tendría que amasar la conjura, con banderas éticas, entendidas como simbiosis de moral, cultura y ley sobre un tinglado de legitimidad. Si la ciencia refunde su razón, la sal se corrompe. Es tanto como aplicar la ley sin sujeción al hecho legítimo, que exclusivamente lo otorga el “bien del común”, remata la fiera.
Concluyen en que es inaplazable para restaurar a las naciones, adoptar el principio de las etnias ancestrales: Quien ejerza el poder, debe ser quien posea el conocimiento. Recomiendan estos animales, que las elucubraciones en septiembre sobre el amor privado de sus mieles, causa melancolía y conduce a los polvos tristes.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Era de los himnos llaneros

Alberto Baquero Nariño

Los himnos copan vacíos de identidad y su ausencia priva de pertenencia, dice el Alcaraván. En el Llano los hay marciales entre ellos el de Arauca (1937), obra de su Comisario Carlos Madarriaga, el de Vichada es obra de Hugo Mantilla Trejos (1985), siendo Comisario Jairo Hernán Benjumea y el Tame (1989) con música de Arnulfo Briceño y letra de Elvira Sánchez de Granados.

El Gobierno de Hernando Ruiz Castro decide que el pasaje “Ay, mi llanura” de Arnulfo Briceño (1967), amerita ser el himno del Meta y expide el Decreto 382/79, dice el Tigre. En su primer mandato Alan Jara lo revoca, por peticiones en tal dirección y porque la grabó como vallenato Silvio Brito. La protesta no se hizo esperar y el gobernador Eduardo Fernández Delgado, promete amparar la decisión popular sobre si “Ay mi llanura” se acepta o se rechaza como himno, agrega el Tigre. La consulta es coordinada por Pablo Augusto Torres, Director del “Vespertino” con apoyo de Gladys Franco, la cual arroja un “Si” rotundo. Fernández Delgado, cumple su promesa y “Ay mi llanura” recupera su carácter emblemático.

Villavicencio requería de himno por ser la sede de los Juegos Nacionales de 1986, cuenta el Alcaraván. Entonces Isaac Tacha le presenta su obra al Alcalde Omar Armando Baquero Soler quien la expone en el Concejo, el cual expide el Acuerdo 01 de 1986. El himno de Casanare, lo convoca a concurso el gobernador Miguel Ángel Pérez. Triunfa en 1997 la obra de Isacc Tacha y se expide la respectiva Ordenanza, concluye el desgarrador.

En el Llano, pica el Alcaraván, hay temas emblemáticos, son los himnos del pueblo, entre ellos: Sentimental como “Carmentea”, binacional como “Alma Llanera”, regional como “Sierra de la Macarena”, evocador como “Mi llano es un paraíso”. También “Alcaraván compañero”, sella el voraz.

Unillanos, dada su significancia, podría acoger como himno a una joya folclórica, pregona el plumífero, que integre valores colectivos, posea armonía musical y literaria, forje trascendencia temática e incluya la solidez simbólica del autor-juglar. Si, ruge el felino. Podrían escoger entre “Está pidiendo mi pueblo” de Miguel Ángel Martín: “Porqué no volver a creer en nuestra patria querida, trabajando honradamente para ganarnos la vida… porqué no volver a ver en la mujer una dama, porqué no volver a ser simplemente un caballero”, ó “Frente a la vida” de Marco Sergio Rodríguez: “Pienso cada vez que veo mis manos/ que estoy pasando por la vida inútilmente…”. Son daguerrotipos de la heredad mientras develan tragedias intemporales de la sinrazón.

Asaltador de presas y cruzador de vientos, se ven radiantes en el veranito de agosto de los albores septembrinos con idus de lluvia nocturna. Toman el rumbo palpitante del amor y la amistad, con el disfrute pleno de los requiebros en hamaca guindada bajito. Siguen un rumbo certero, prendados a garceros de soledad y al alma del agua. Entonan a dúo… “Está pidiendo mi pueblo/ que no se vendan los jueces/… que se respete a la joven/ que se entregó por cariño…”

martes, 8 de septiembre de 2009

democracia e interculturalidad

La democracia –demos pueblo y cratos gobierno- no existe, si no se desdobla en democracia política y democracia social, pregona el Alcaraván. Acá la aristocracia, asevera el Tigre, que es el “gobierno de pocos” es cómplice de la exclusión. El Estado y sus entidades incluso las de educación y de cultura, son sordas para prohijar la inclusión intercultural, que eliminaría el racismo y la marginalidad. ¿Es fracaso de la independencia o de la era republicana? Sopesar el bicentenario conviene, exponen férvidos los contertulios.

La aristocracia, agrega el Alcaraván, es la corte de la monarquía, que es el gobierno de “uno”. Ahora, en 2009, ocurre en Colombia y Venezuela, con efectos similares. Son gobiernos centralistas rodeados de monarquías civiles nepóticas atornilladas al poder y convertidos en redentores. Esos presidentes-monarcas mutan de finquero o de chafarote a “Mecías”, redondea el Tigre. Ir en su contra es pecar y abdicar al perdón celestial. Los contradictores se castigan con fórmulas nazis y con invisibilización, afirma hosco el Tigre. Son gobiernos facistoides y patrioteros de derecha o de izquierda que coercionan las libertades públicas a nombre del pueblo y de la soberanía nacional.

De ahí surge esa encrucijada del alma que no es de la mente, ni de la política, ni de la realidad social; es espiritual, subraya el Alcaraván, la que sufren los dioses del Olimpo, por la salvación de la humanidad. La cáfila de la plutocracia, que es el gobierno de y para los ricos, perpetúa el sistema, genera la miseria, ocluye las oportunidades y envilece la democracia participativa a través de prácticas heterodoxas.

Los beneficiarios del “statu quo” y usufructuarios del modelo de crecimiento sin desarrollo, reciclan la encomienda –patriarcas amos de tierras- delinea el Alcaraván. Es la monarquía civil de barones electorales vivos o muertos y ejercida por clanes familiares herederos del poder, aporta el Tigre. Auspician el saqueo a las arcas públicas y dicen que “al país le va mal pero que a la economía le va bien”, porque en el circuito producción, distribución y consumo, captan ingentes recursos por vía de tantas deformaciones que la excluyente monarquía civil, propicia en desmedro de las posibilidades del “demos”, pueblo.

Comparte el ave de la esteparia orinocense con el felino de la hylea amazónica, que la inclusión es urgencia de orden natural, para que el anfibio cultural acoja integralmente el universo aborigen, esto es, respetar y conocer desde nuestro umbral mestizo, sus leyes de origen, cosmogonía, saber ancestral, farmacopea, resistencia cultural milenaria, imaginación simbólica, organización social, armonía entre los intereses del bien común y los del bien particular, sistemas de producción o de recolección alimentaria y preservación de modelos autogestores convivenciales, protectores de la madre tierra.

La Señorita Julia

Cada grupo político suele propiciar a sus líderes unos consejeros insólitos que manipulan las decisiones. Son José Obdulios, Montesinos o Cámporas, afirma el Alcaraván. Y cada mandatario lo tiene y lo defiende a capa y espada, comenta el Tigre. Es quien interpreta el dato y zurce la trama estado-sociedad.

Por estos lares la Señorita Julia Rodríguez, oriunda del Viejo Caldas, llega a trabajar en Correos Nacionales y poco a poco conquista un sólido poder en su partido, afirma el Tigre. Ella, desde una ventana a media cuadra de la Alcaldía y apenas asomada, sopesa el ritmo altisonante del poder, mediante una nefasta red policiva tipo Gestapo, el tenebroso SIC, dice el Alcaraván. Sus fichas las tiene en puestos claves. Comenta el Tigre que amén de amamantar el cotarro conservador, sus artimañas para aconsejar con tino, le son propias. Aplica un legado feudal para autócratas locales: “Piensa mal y acertarás”.

Su presencia mantiene a raya a los rivales, dice el Tigre, a lo que el Alcaraván agrega… Ella es implacable con su militancia azulosa, al exigirle “disciplina para perros”. A su fealdad y corpulencia, le suma un rostro hosco y un atormentado fanatismo. Sin embargo, ella, detrás del trono, es audaz e intermedia en la penuria ajena. La literatura explora casos de prójimos atormentados en cuerpos deformes como el de Quasimodo o el de nuestro adusto personaje.

Ejercer de severo juez, comenta el Alcaraván, obtiene la sumisión que surge del miedo, por el vínculo biunívoco entre el recuento sagaz de ella y la decisión tajante del cacique, sin consultar otras fuentes, sin oír a la víctima. “Hay que abusar del poder para que no se desprestigie”, otra máxima del credo obscurantista. Una sentencia suya posee el carácter de fallo de última instancia. Esos perfiles –aduce el Tigre- detentan una tipología singular: Capacidad de intriga, mucha astucia, mediana inteligencia, baja formación disciplinar y ciega lealtad. Añade el Alcaraván que los gamonales basan las decisiones en la trapisonda de sus áulicos, capaces de forjar clientelas que se heredan. Detentan el más alto título empírico en manzanillaje.

El arúspice –adivino etrusco- es el único que accede al Rey para darle al oído un breve consejo premonitorio y luego se va, redondea el Tigre: “Eres humano y debes comer”, “El Rey debe de ser justo”. La señorita Julia con su receta de pan y garrote le aporta a su clan electorero una funcionalidad vivaz con estatus clave. Pese a sus escasos estudios en los eventos oficiales luce un vocabulario selecto y se muestra sociable.

Al Alcaraván le cuenta una gentil dama casi viuda, que ella tiene infinidad de anécdotas cosechadas durante casi 4 décadas, desde los años 50. Al preguntarle sobre su gran amor, dice, “Laureano”. ¿Su reto?, “La propagación de la fe”. Y, ¿su mayor dolor? “Una patada en las güevas”. Esa vez sale de su boca desdentada una sonora carcajada con tonos de bajo ruso.

Se sabe, dice el Tigre, que en épocas aciagas se distancia de copartidarios para salvar la vida de cachiporros, dada la cruel cacería de los chulavitas, que botan los cadáveres al torrentoso Guatiquía, río que en lengua chibcha significa “bendición que viene de lo alto”. Ella hoy funge como parte del género burlesco en la opereta punzante del cacicazgo local, remata el Alcaraván.

Zingar, amor de los alcaravanes

Es septiembre, mes para jugar albur a la rutina, mes en que la trompilicitud y la cuquisidad se aprestan para que el amor enaltezca su porción erótica. Mes que evidencia que sin tetas no hay paraíso. Inquiere el Tigre… ¿Fue en 1987 la génesis de la Alcaravanidad? Si, canta nostálgico el plumífero: La mítica corocora, que inspira el logosímbolo de Unillanos –aporte de Arturo Arango Mutiz- es la toñeca del Alcaraván… “Las aves que son emblema/ de los llaneros de siempre/ dan lustre a cada tertulia/ de la evocación serena”. Ora el Tigre… “Amores de alcaraván/ son con la garza morena/ o con bella corocora/ con visos de la cayena…”.

Estas elucubraciones se plasman en “Caminos Polvorientos”, dice el Alcaraván. El Tigre, gruñe frases de los pares: De Manuel Zapata Olivella… “Esta zoomorfología de la tragedia es un legado vivo en la tradición oral donde se funden las cicatrices del aborigen, del africano y del mestizo en la memoria del mito que no cesa de enmarañarse con nuevas vivencias en el canto, la copla y el relato…”; de Adolfo Rodríguez, el filósofo guariqueño de la neoetnia llanera… “Este libro prolífico y versátil lo atraviesan, de una a otra punta, tres coordenadas universales, que, amistosamente, se articulan y complementan: erotismo, ética y poesía. Priva el primero, esa territorialidad ‘donde se atalayan los misterios y la vida encuentra explicación’…”.

Son los relinchos de ardentía, dice el Alcaraván -con delirios equinos- o gorjeos y cacareos ornitológicos. Este símil, es imaginación simbólica llanera, según el semiólogo barinés Nelson Montiel Acosta, ajusta el Tigre.

Conjugación profusa de prosa y verso, agrega el Alcaraván, “Eros en su dilema/ de misterio y soledad/ transluce a la eternidad/ el sino de las tormentas”. La “Pirámide de la Sensualidad”, cuya base carga las arrecheras de lupanar... “Pasión sin cariño es un infierno/ donde se suelen refundir las ilusiones…”, ó, estampas demográficas… “Casos por montón hay en las zonas/ de tolerancia antigua y pueblerina/ donde coperas ardientes y genuinas/ de pronto se volvieron las matronas...”.

El segundo piso es el “Amor Burocrático”… “Es trueque de sexo por favores/ comercio soez de meretrices/ canje de influencia por placeres/ que dejan en el pueblo cicatrices”. Sigue “Hacer el Amor”… “Es el sexo delicioso de parejas/ con temple y tesón muy solidario/ amistad y amor extraordinarios/ que hacen llevaderas las nostalgias”.

Arriba está “El Encoñe”… “Son momentos deliciosos y durables/ donde se pierde la dimensión del tiempo/ cada quien disfruta del placer intenso/ y se agradece a Dios en ese instante”. Sigue el “Encoñe Encoñatorum”... “Pocos escalan a este quinto piso/ donde valorar al otro es manda/ de los dos nadie es sumiso/ sensual camino es el que se anda”.

En la cúspide… “Zingar torna hermosa la tormenta/ de amores desfogados y totales/ contemplación, caricia lenta/ y mutuo respeto a manantiales…”. El coloquio anhela que… “Ambos se admiren y se adoren/ y dejen de lado los temores/ ni celos ni desconfianza lleguen/ zingar es utopía en los amores”.

¿Qué es la ética?

Se necesita el debate sobre la ética, coinciden Chawii y Maasibee. Sería bueno, afirma Noah, el Capitán Piapoco. Hay tres sistemas reguladores de la conducta humana, acota Maasibee: La moral, la ley y la cultura. La moral, se refiere a la manera individual de comportarse dentro de la sociedad en pro del beneficio colectivo; la Ley, ciñe el actuar de cada quien según las normas para coexistir con bienestar; la cultura surge de la entraña del ser social que cada raza crea, define y apropia como suya, la cual externaliza.

La ética los asimila e integra, así se traslapan o se yuxtaponen con la de otras razas. La ley es útil al colectivo si coincide con la moral y con la cultura. La ruptura ética ocurre cuando una decisión es sesgada hacia el interés particular, o si la ley es contraria a la moral y cultura de origen, plantea Maasibee. El Tigre, Chawii, diserta al estilo socrático… ¿Acaso es ético promover guerras con Venezuela para que aprueben el referendo reeleccionista? ¿Hay ética en incendiar las fronteras con gasolina o alimentos frenando su flujo, como lo hace el chafarote para tapar el atorrante cierre de emisoras? ¿Es ético publicar como propio el trabajo intelectual de otro, o comerciar tesis sin anuencia del autor? ¿Es ético cobrar sobretasa de gasolina para la malla vial y gastarla en otra cosa?

Comenta el Alcaraván, Maasibee, que los gobernadores del Meta cumplen el Plan apenas en un promedio del 31%, según dice el diputado Carlos Osorio. Los alcaldes cumplen el 35%. Eso ocurre porque los candidatos son indiferentes al programa, y ya elegidos y con credencial en el bolsillo, el plan lo miran como un requisito anodino que elabora la tecnocracia, agrega Chawii. ¿Es ético que el 75% del recurso se destine al cemento y que para c/u de los otros 15 sectores quede menos del 2%%? ¿Es ético privatizar negocios más pulpos y rentables del mundo, como son los servicios públicos?

El Tigre, Chawii, sigue… ¿Hay ética en asesinar para enseñar? ¿Es ético descargar a profesores para investigar sin que entreguen resultados? ¿Tienen ética los laxos comités de bioética? El común responde al unísono: Si permiten las masacres, nó; si se paga por investigar y no producen, nó; si los consejeros o miembros de juntas se favorecen con sus propias decisiones, nó.

Los contertulios, Chawii y Maasibee, que contemplan a una hermosa banda de micos tití merodeando el nido del Maasibee, se asombran ante la enorme distancia entre teoría y práctica de la eticidad, porque la armonía entre derechos del bien común y derechos del bien particular, ha sido derruida por el inducido privilegio del egoísmo como mecanismo regulador de la República Señorial: Todos contra todos y todos para unos pocos. Noé, hombre generoso y sencillo, inquiere con ironía de la sabiduría popular… Chawii, entonces… ¿No hay más moral que el de la mata de mora?

sistema financiero

Mientras los bancos ganan billones, platican el Tigre y el Alcaraván, los productores pierden, el desempleo crece, la guerra sigue, la miseria se expande, los desplazados aumentan y los precios suben. Nos salva, quizá el tremendo galope, a veces cruel, de la informalidad del rebusque.

El canje es añejo, añade el Alcaraván, dada la vocación de cada lugar para producir unos productos de los que otros carecen. El excedente se canjea o se vende, apuntala el Tigre: Dos bultos de sal por 30 kilos de pescado; una mula por dos vacas. La moneda surge porque agiliza el trato. La quiiripa, hecha en sartas de conchas por el Achahua, fue la moneda del Orinoco. Una sarta de 20 conchas por cinco ruanas, una de 10 por 20 tortas de casabe, una consulta médica por dos gallinas de campo.

La penuria crea el comercio, la usura y la banca. En el siglo VI hay banca en Roma, añade el Alcaraván. El saqueo colonial en los siglos XVI Y XVII, genera un sistema monetario basado en metálico, el cual, a final del siglo XVIII, durante la Revolución Industrial en Inglaterra, indica el Tigre, se asume el oro como patrón de monetario.

La razón de la banca es apoyar con dinero a los sectores, explica el Alcaraván y, para regular la operación bancaria, se delinea el sistema financiero en 1913. Todo préstamo tiene un costo que se llama interés y éste, es el precio del dinero. El afán de lucro degenera la tarea bancaria, aruña el Tigre.

En la Convención de Ginebra 1922, el dólar, en vez del oro, se acata como moneda del sistema mundial de reservas. Es el “System Bretton Woods”, apunta el Alcaraván. La dolarización -hegemonía extranjera de una economía en otra- arguye el Alcaraván, la sufren países vecinos. Si el dólar se devalúa en Colombia, Ecuador que se dolarizó, prohibe el comercio. Conviene, asegura el Tigre, que nuestros países trancen con moneda propia.

La banca expolia con intereses anticipados e intereses sobre intereses, hasta reventar al cliente y usurparle sus bienes, a través de mafias del remate. El sistema basado en el Dólar de USA, reseña el Tigre, se vuelve un “referente defectuoso y riesgoso” -Joseph Stiglitz- Nobel de Economía… “El Dólar ahora está dando un retorno casi de cero”.

Garra y pico creen con Stiglitz que es sano retornar a la banca estatal para servicio de la nación, en vez de fortalecer la usura. Enriquecer a los traficantes del sistema financiero, es ruta equívoca para conjurar la crisis. Jadea el Tigre, al alegar que la riqueza de una Nación no hace felices a sus habitantes, si ellos son excluidos de sus beneficios.

Chawii (=Tigre) y Maasibee (=Alcaraván), observa Noah, el piapoco, que ellos se aprestan para la trompilicitud septembrina, plena de escarceos más añejos que el trueque, sin acechos monetarios porque el único interés es la armonía de la vida. Los acordes dodecafónicos y atonales que llegan de la Estrella Fluvial del Orinoco, incitan a declamar el verso del bardo de Casuarito con sorbos del vino de caimarón, seguros de la envidia de los banqueros quebrados de Walt Street… “He construido un banco…debajo de un cadmio de flores amarillas…”