martes, 22 de enero de 2013

Promesas de recién parida

Alberto Baquero Nariño Luego de los gozosos vienen los dolorosos: Cuentas, alzas y deudas. Tremendo guayabo del que nadie se libra. En el diciembre de este año, voy a cuidar el bolsillo –decimos- pero son promesas de recién parida, porque todos reincidimos. Es sino fatal, porque el único momento en el que podemos aparentar que somos buenos y generosos, damos regalos y sinceros abrazos, es en esos festejos. ¡Tenemos el derecho a sentirnos buenos una vez al año? Sí, porque a diario somos contaminadores, ruines, envidiosos, desleales, cómplices del drama social, porque no nos da pena que existan personas que duermen en el suelo, que despreciamos a quien nos pide algo para mermar el hambre, que los desplazados son reales, que les hacemos loas a los corruptores de menores, que admiramos sin pudor al usurpador del tesoro público. Reconocernos en esos antivalores que endilgamos al otro, sería un hito para que la navidad tenga una tregua más larga, quizá de una o dos horas al día, donde nuestra presencia en la faz de la tierra no sea tan indigna.

domingo, 13 de enero de 2013

La vergüenza

La vergüenzaAlberto Baquero Nariño Perder la vergüenza es perverso. El feudalismo al mutarse en plutocracia, carece de ella, porque le parece normal tener más del 80% de la población miserabilizada, pese a la riqueza nacional acaparada por una torpe minoría, causa de una aberrante explosión social. Los medios –que han reemplazado a las instituciones- juegan con ello: Que se redujo el desempleo, que somos felices comiendo mierda, que tocar los carteles de la contratación es un pecado, que los servicios públicos deben seguir privatizados, que la solución es la guerra, que tocar la legalización de los alcaloides es criminal, que el sistema bancario es una bellezura. ¿A quién defiende la Defensoría del Pueblo? Para qué sirve el CS de la Judicatura? El ICBF exportando niños esclavos a países donde las mujeres no paren. Las personerías son inocuas. Muchas ONG son meras mamparas. ¿Para qué sirven congresistas que eligieron al raponero pero que hoy esgrimen banderas reivindicativas? Falacia decir que somos el país más feliz del mundo. ¡Qué vergüenza!