viernes, 7 de enero de 2011

La suma razón de escribir

Por estos días, Tigre, es grato rememorar sucesos como el acaecido en diciembre de 2006, cuando Llano 7días reúne a sus columnistas. En tal ocasión departimos con dos hijos ilustres de Villavicencio -hoy ausentes- quienes esgrimen una sólida formación humanística y le hacen culto a la amistad. Ellos son Juan Manuel Caballero Esquivel y Carlos Burgos Moyano. Antes de ellos, había partido otro colega de las letras, el aguerrido político Raúl León.
¿Es aquella noche, Alcaraván, el suceso de la “Pluma Voladora”? Si, Tigre. Éste se causa por la chichonera de abrazos a una bella columnista del sector agropecuario, que esa vez, entre amarillo y deliciosos entremeses, embelesa con su declamación.
El grupo de columnistas que convoca Llano 7días, Tigre, se observa prestigioso, analítico y perspicaz. Creo que tal es el rasero establecido hasta ahora, el cual funciona con plena libertad de opinión, sin cortapisas de la dirección, aunque con un lente selectivo que se decanta al correr de las distintas ediciones.
Alcaraván, es interesante precisar la razón de esta columna, la cual tienes el honor de conservar, desde el inicio de este medio. Cuando se titula “Tertulias del Tigre y el Alcaraván”, se desea crear un lazo telúrico con el lector, Tigre, para contarles nuestras cuitas domingueras, en esta época en que se destierra el hablar con amena profundidad temática, como lo hacen en su tiempo, baluartes de la sociedad como Raúl, Juan Manuel y Carlos.
¿Cómo sopesas la continuidad de la columna, Alcaraván? Funciona como una alianza estratégica. Los intelectuales tenemos la urgencia de comunicar y orientar. El medio lo permite, por ser una sólida empresa, circular posicionado en la región y requerir de plumas dedicadas, lo cual es razón para gastar buenas horas en la elaboración de cada columna. Ello permite ubicar la coyuntura más allá de la descripción y echar mano a la dialéctica.
Los escritores, Alcaraván, reposan en la utopía de un tránsito vital fértil, que permita que la sociedad consolide sus paradigmas. Volcar a la columna la formación integral, Tigre, la cual tuve la bendición de recibir desde los albores de la niñez, es adecuado. Ésta se afirma, en el internado en La Mesa de Juan Díaz, en el Colegio Caldas de Villavicencio, en el Instituto de La Salle de Bogotá y se solidifica en la Universidad Nacional de Colombia. Por ello, mientras estudio Economía, integro la Estudiantina, integro el equipo de baloncesto de la U y gano un torneo de ajedrez en Sarajevo.
El Llano, Alcaraván, es tu vocación atávica, el área que rige la cosmogonía que pule tus actos, el ritmo que coloca en tus letras el poema, la armonía de sus sonidos y la melodía que circunda el paso del viento, el correr del agua y el murmullo de la naturaleza, que ronda los sueños. Por ello, Tigre, reclamo el título de “Rey del Joropo Amacizado” que el catire Amín Castellanos y Hugo Mantilla Trejos me quieren arrebatar. ¡La pija!... Feliz año de 2011.

ÁMBITO LITERARIO DEL PERÚ

Los grandes escritores, Tigre, que escalan al podio mundial, como el Nobel de Mario Vargas Llosa, se forjan en ámbitos propicios donde los referentes y paradigmas, le son próximos y propios desde tempranas horas. Así, la crónica, el ensayo y la novela peruana, son la salsa primaria en que se prepara su exquisita pluma.
Es cierto Alcaraván. Al leer las “Crónicas de Ricardo Palma”, en las cuales se narran en forma amena los hechos de la era colonial en el Perú, se halla que el cronista de Indias las perfila con exquisito humor, que esgrimen autores de gran formación cultural.
En la Universidad Nacional, Tigre, el pensum de Economía nos guía hacia lecturas de autores que tratan la problemática económica latinoamericana desde sus raíces históricas. Por ello, se entra a la reflexión profunda de José Carlos Mariátegui, quien en sus ensayos devela las claves del poder, anclado desde la colonia.
La abundancia de oro en Perú, Alcaraván, impulsa a gran parte de la aristocracia española, a hacerse a La Mar en pro de encontrar tesoros, como clave del ejercicio laboral en el gobierno virreinal. Tal hecho que se prolonga aún luego de la emancipación, crea en Lima y en el Cuzco, un clima propicio a la cultura, a la formación académica y a las letras. Son éstas las encargadas de contar y analizar los sucesos, en distintos géneros.
La literatura peruana, Tigre, está impregnada de dos elementos sustantivos: Conocimiento y sensibilidad sobre las culturas aborígenes incas y amazónicas en su angustioso tránsito en la sociedad colonialista y, los hechos y personajes de la historia, que son allí relevantes.
Un género que seduce, Alcaraván es el de la crónica, la cual reúne el hecho notable, la fecha, los protagonistas y el ámbito en el que ocurre. En ello son maestros ciertos cronistas peruanos, al narrar sucesos menores cuyo buen trato los convierten en hechos notables.
Tigre, Ricardo Palma hace una crónica sobre las últimas horas de Atahualpa. Su carcelero es el hermano de Francisco Pizarro, dada tan delicada tarea. Hernán Pizarro, juega ajedrez con un capitán que le acompaña en la misión. Al fondo, a seis metros y dentro de la celda, observa Atahualpa.
Cuando el rival de Hernán Pizarro intenta hacer una jugada, Atahualpa grita: “No mueva el castillo (la torre), sino el monje blanco”. El capitán mueve el alfil y gana la partida. Eso le genera a Hernán Pizarro un odio intenso contra Atahualpa, al punto que éste es el detonante del gatillo.
En Sarajevo, Tigre, encuentro la médula de la literatura peruana, dado que Matjas Medvedcek, oriundo de Lubljana capital de Eslovenia, tiene nacionalidad peruana, porque su padre fue cónsul en el Perú. Él me obsequia libros de Ciro Alegría y de Miguel Ángel Arguedas, entre ellos “El mundo es ancho y ajeno”, “Ríos profundos” y “Yaguar Fiesta”. Ese sello de la herencia inca, dolida y altiva, se traspasa desde el Inca Garcilaso, en los albores virreinales, al magma literario de Vargas LLosa, por lo cual ellos y su ámbito, obran de genuinos institutores.