martes, 26 de febrero de 2013

El precio de la dependencia

El precio de la dependencia ¿Por qué el gran capital -escoltado por los tecnócratas- se duele de la revaluación de nuestra moneda, siendo que el verdadero cáncer de la economía es la devaluación? Cuando inicié el estudio de la economía, se decía que la devaluación es cuando uno se acuesta con cien pesos y amanece con noventa, es decir, perdemos al dormir. Y las cosas subían de precio. Hoy nos acostamos con los mismos cien y amanecemos con ciento cinco, pero todo sigue subiendo. La revaluación es la que podría arrojar precios bajos al consumidor, de no ser porque los intermediarios los mantienen en las nubes, enriqueciéndose, a costa de mantener precios bajos a los productos del campo, llámense café, carne, arroz, etc. El Gobierno cree que unos subsidios evitan la pérdida continua de los agricultores y endilga culpas a la menor producción, sin tocar el monstruo de la federación, en el caso del café. El dólar pierde precio por los procesos negativas que causó en USA toda su economía especulativa. El peso se revalúa dado el empuje sectorial y las bonanzas –incluso la burocrática- que irrigan a la economía. Comprar dólares atiende al fenómeno coyuntural, no a las causas estructurales. Los agricultores también deben enfocar su reclamo contra los intermediarios, que son parásitos y ladronzuelos de cuello blanco protegidos por el Gobierno. La revaluación reduce la deuda pública. ¿Por qué no se paga ahora? Sostener el precio del peso es cuestión de soberanía. Devaluarlo a la brava, como es la pretensión de los agentes de la dependencia, es un crimen contra la población.

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