domingo, 13 de enero de 2013

La vergüenza

La vergüenzaAlberto Baquero Nariño Perder la vergüenza es perverso. El feudalismo al mutarse en plutocracia, carece de ella, porque le parece normal tener más del 80% de la población miserabilizada, pese a la riqueza nacional acaparada por una torpe minoría, causa de una aberrante explosión social. Los medios –que han reemplazado a las instituciones- juegan con ello: Que se redujo el desempleo, que somos felices comiendo mierda, que tocar los carteles de la contratación es un pecado, que los servicios públicos deben seguir privatizados, que la solución es la guerra, que tocar la legalización de los alcaloides es criminal, que el sistema bancario es una bellezura. ¿A quién defiende la Defensoría del Pueblo? Para qué sirve el CS de la Judicatura? El ICBF exportando niños esclavos a países donde las mujeres no paren. Las personerías son inocuas. Muchas ONG son meras mamparas. ¿Para qué sirven congresistas que eligieron al raponero pero que hoy esgrimen banderas reivindicativas? Falacia decir que somos el país más feliz del mundo. ¡Qué vergüenza!

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