viernes, 11 de diciembre de 2009

muela a la corrupción

Cuando visito en 1984 al Fondo de Cultura Económica en ciudad de México, Tigre, guiado por Edgar Quiroga Traslaviña quien labora por esos días en la Contraloría del Distrito Federal DF, me obsequia el libro “La Coima, factor de redistribución del ingreso”. A mi regreso, le doy un ejemplar al Contralor Rodolfo González García, excelente analista económico y hombre con visión de Estado. Pero, Alcaraván, conociendo el genio de “Sócrates” –su apodo en Economía en la UN-, ¿cómo reaccionó? Presentí que mi final como directivo en la CGR, estaba próximo. Pero 15 días después comentamos el libro que le parece agudo y una herramienta clave para un partido omnímodo. Sobre esa secreta teoría redistributiva que funcinaba para el PRI escribí en la revista Economía Colombiana.

Resulta, le dije, que el Partido Revolucionario Institucional PRI en México, con 55 años en el poder, financia a la oposición, coopta intelectuales, distorsiona la información y de revolucionario solo tiene el mote. Ante el copioso muestrario de la corrupción y de las costosas e inocuas instancias de control que catapultan el fenómeno sin curar la enfermedad, la decisión del PRI” es imponer la política pública de desconcentración del poder. Consiste en permitir que en todos los niveles de la administración, el respectivo jefe maneje presupuesto propio para contratar, con un buen margen ganancial para el titular, al cual rotan para que el sistema redistribuya. Todo permitido, sin cotizaciones, sin trabas, sin ruido, sin asustadurías. Todo por encima de la mesa, sin tapujos moralistas. Y así gobiernan, Tigre, 68 años entre 1929 y 1997. El resultado es un México con gran miseria y grandes conglomerados.

La corrupción se origina, Alcaraván, porque el modelo sirve a la minoría, concentrando el ingreso y la riqueza, lo cual deja sin opciones a la mayoría. El efecto demostración, que estudia la Economía, comprueba que la comunidad generaliza ciertas conductas triunfadoras. La exégesis al llamado Rey Midas “don Enrique Cimiento Ilícito”, crea el paradigma: Préstamos bancarios con intereses sobre intereses; detrás del engendro cartel del remate, está él; si se modifica la ley, para expropiar viviendas, él es el promotor. La ruleta es decantada por el gestor empresarial Jorge Meza Correa: Mi dinero me duele y lo defiendo; el dinero social cooperado, nos preocupa pero no tanto, por lo que se le puede “caer”; pero el dinero público, carece de doliente y hay que apañarlo todo. Es la fría ley del modelo. ¿Por qué entonces se persiguen las pirámides, si ellas calcan al sistema financiero?

¿Cómo salir de esa tolvanera, Tigre, si desde la cúspide del poder central se propicia el entuerto, para él legal y justo? En el costal comunitario llegan las fiducias que con extraño candor adjudican alcaldes y gobernadores, luego de premeditadas adulaciones presidenciales… “Ustedes, compatriotas del Meta, tienen en este hombre pulquérrimo, al mejor gobernador del universo…”. Esas frases grabadas se vociferan para que se crea que hay una promesa de la Patria. ¡Que va, dice el determinador, defiéndase como pueda. Que viva el PRI!

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