martes, 3 de noviembre de 2009

Límites y apetitos del petróleo

Comenta el Alcaraván sobre la enjundia del Caquetá que tiene 88.965 kilómetros cuadrados desatendidos, para apropiarse de 4.500 kilómetros cuadrados del Guaviare y 5.500 del Meta. Hay ansiedades, suma el Tigre, por la Inspección Metense de San Juan de Lozada. Creo, añade, que se trata de una postura relacionada con los apetitos y límites del explosivo binomio coca-petróleo, sobre dos parques naturales que son geoestratégicos: La Macarena y Chiribiquete. El conflicto de límites también ocurre entre Boyacá y Casanare (Pozo Hurón en Nunchía) y en el punto de Gibraltar entre Boyacá, Norte de Santander y Arauca, en territorio U´wa.

En el caso de Gibraltar, el Ministro Juan Meyer, supuesto defensor de las etnias, actúa en pro de la multinacional OXY y facilita la explotación del petróleo, para trampear al Werjaya, autoridad tradicional U´wa, afirma el Alcaraván. El límite tradicional de ese territorio indígena incluye a Gibraltar, pero la Javeriana es contratada para modificar el límite. Su delimitación excluye a Gibraltar de este territorio indígena, por instrucción de ese poderoso agente.

La seriedad del IGAC, apunta el Tigre, se debilita al publicar en 2007 el mapa del Meta a escala 1:500.000 y luego hacer uno, con base en la propuesta de la comisión senatorial conformada en 1989 para dirimir la pretensión caqueteña, la cual excluye al Senador del Meta. Este factor la invalida, conforme al Decreto 1222 de 1986.

El IGAC no apaga el incendio; le echa gasolina. Si el límite es preciso en la Ley pero hay nombres equivocados, debe corregirse el mapa, en vez de “correr los mojones”, añade el Alcaraván. En los asuntos de límites entre los países, el asunto es delicado: Panamá lo cercena de Colombia Estados Unidos, a causa del interés imperial por el Canal y el soborno a agentes del centralismo. Nicaragua incluye en sus mapas a San Andrés y Providencia y lo reclama ante La Haya.

Muchas comisiones de límites se integran sin ingenieros ni geógrafos. Eso incide en la ausencia de razones técnicas, por ejemplo, sobre el río Orinoco, que a mediados de los 1930, todavía es río binacional. En la guerra con Perú de 1932, movida por asesinos de la Casa Arana, agrega el Tigre, perdemos territorio.

El Meta tiene que elegir un Senador que sea ingeniero civil, sapiente del territorio, con liderazgo nacional e imbuido de pertenencia, capaz de asumir una defensa idónea e integral del territorio e incluirlo para su desarrollo armónico. Sin ello, es pelea de lapa con cunaguare, es decir, de un lejano territorio, contra un proyecto político militar conocido, con experiencia y propósito.

El Tigre dice que el Municipio de La Macarena se crea por Ordenanza No. 011 de 1980 de la Asamblea del Meta y que en consecuencia es un año mayor que el Departamento del Caquetá. El Alcaraván informa que en 1981 se promulga la Ordenanza 021, en coherencia con la delimitación de la Zona de Manejo Especial de la Macarena y luego la Asamblea del Meta crea la Inspección de San Juan de Lozada, por Ordenanza 001 de 1991.

Es evidente que un terreno desatendido como son los centros poblados distantes, las fronteras interiores y las zonas rurales, tanto en el país como en los territorios, dice el Tigre, mueve apetencias heterodoxas de posesión por el imán del alcaloide y del petróleo.

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