viernes, 18 de febrero de 2011

La Refundación del Estado en América Latina

Por Guillermo Padilla Rubiano

Sumario
El mapa político en los Andes de América del Sur ha estado pasando por una fase de transformación radical en las últimas dos décadas. Los pueblos indígenas han pasado de la resistencia a la iniciativa en la transformación del estado, algo que comienza a concretarse partir de las nuevas constituciones expedidas en Ecuador (2008) y Bolivia (2009), el presente artículo analiza algunas de las características de este proceso, que tiene la capacidad de aportar en la construcción de un nuevo paradigma jurídico y político mundial.

José Carlos Mariátegui el pensador peruano que anticipó desde la primera mitad del siglo XX lo que ahora vivimos, resumió lo que él denomina el pecado original de la conquista y la colonia, ¨el pecado de haber nacido y crecido en América Latina sin el indio y contra el indio¨. Desde Chiapas en México al sur de Chile y Argentina, pasando por América Central, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, poderosos movimientos indígenas han retado con éxito el status quo y ofrecen a un planeta peligrosamente amenazado por una diversidad de crisis, un nuevo modelo de relacionamiento de los seres humanos entre si y de estos con la naturaleza.
Nos focalizaremos en los casos de Bolivia y Ecuador, donde sociedades indígenas apoyadas en sectores sociales preocupados por la voracidad de un capitalismo inhumano que arrasa con la naturaleza y en solidaridad de aquellos que han sido victimizados por la enfermedad social del racismo y la discriminación, valores indígenas prehispánicos como el Sumak Kawsay, buen vivir o vivir en armonía ingresan a las actuales constituciones políticas aportando una innovación lo que se refiere a otro modelo de ciudadanía, democracia, justicia y desarrollo y de esta manera así mismo de definición en lo que debe ser el estado-nación, en sociedades pluriétnicas, multiculturales y multilingües.
Lo que comienza a ocurrir es la emergencia de nuevos principios y prácticas, basados en una aproximación de comunalidad y democracia intercultural, "nuevos" para la sociedad nacional que se comienza a liberar del peso de un eurocentrismo antropocéntrico y patriarcal, pero que constituyen elementos de culturas milenarias que han logrado sobrevivir más de quinientos años de colonialismo, exclusión social y discriminación.
Esto es lo que el profesor y autor portugués Boaventura de Sousa Santos llama una Epistemología del Sur, significando con ello la generación de nuevos procesos de validación de conocimientos, que pueden o no, requerir apoyo científico y que son la expresión de víctimas sufrientes del colonialismo, capitalismo e imperialismo. Esta nueva epistemología, entendiendo por ello como la parte de la filosofía que refiere a la problemática del conocimiento, la inteligencia y el saber, clama por una nueva aproximación a un desarrollo ecológicamente sustentable, basado en comunidades autónomas, con perspectiva de género y en solidaridad con diferentes sectores sociales. Esto es lo que se conoce en América Latina como unidad en la diversidad y que en su práctica expresa valores diferentes a los del llamado primer mundo, específicamente Europa y los Estados Unidos.
El fenómeno político que hoy sacude las estructuras de poder en América del Sur tiene que ver con los consensos que se han logrado entre los movimientos progresistas enraizados con sectores históricamente excluidos: pobres, mujeres, afrodescendientes e indígenas. Esta democratización de la democracia pasa por la refundación de los estados, el reconocimiento del pluralismo jurídico y la no alineación con potencias extranjeras. Esto demuestra que conocimientos y prácticas que han demostrado su valor y utilidad histórica, tienen la capacidad de cambiar patrones culturales y políticos. La originalidad de estos procesos descansa no solo en sus objetivos sino en sus formas de organización y movilización, que va más allá de la estructura de partidos políticos y que incluye cooperativas, ONG, organizaciones civiles y estructuras de organización social tradicional.
La voz de estas víctimas de cientos de años de explotación, depravación, exclusión y racismo cuenta con lo que se conoce como "privilegio epistemológico" aquellos que han sido las principales víctimas de la usurpación causada por el colonialismo y el capitalismo, están en mejor ubicación para articular una nueva teoría y práctica de la emancipación.
Es difícil resumir en pocas palabras la riqueza de los procesos a través de los cuales se logró la creación de las dos Constituciones en Ecuador y Bolivia. Algo que ilustra esta riqueza fue lo ocurrido en Sucre, Bolivia, ciudad que se precia de su condición de ser capital constitucional del país, aristocrática y criolla, donde se estaba llevando a cabo la Asamblea Nacional Constituyente, el racismo crudo que ha caracterizado la historia de este país, se puso en evidencia cuando los asambleístas indígenas, elegidos por el voto popular, tuvieron que refugiarse en una escuela militar mientras eran escupidos e insultados por turbas violentas, entre otros conformadas por estudiantes mestizos de clase media, que los agredían señalando sus trajes tradicionales, polleras, ponchos y sombreros, mientras les gritaban indios cochinos, ineptos, ignorantes, sucios. A estos asambleístas se les negaba habitaciones en hoteles y lugares en restaurantes, mientras eran continuamente insultados y amenazados en las calles.
La Epistemología del Sur, dice De Sousa, es una metáfora del sufrimiento humano, causado por el capitalismo y el colonialismo a una escala global. Es en este sentido que lo que ocurre en los Andes de América del Sur constituye un nuevo paradigma de movilización y cambio social a nivel mundial, debemos hablar entonces de la emergencia de una epistemología del sur global. Esto explica el carácter anticapitalista, anticolonialista y antiimperialista de estos movimientos sociales.
Son cuatro los pilares alrededor de los cuales se estructuran estos movimientos sociales:

1. Representación y participación política en temas relacionados con redefinición del estado y reforma del sistema de justicia que incluya el reconocimiento de los sistemas de justicia indígena.
2. Temas sobre propiedad de la tierra y control de los recursos naturales.
3. Autonomía, autodeterminación y descentralización regional.
4. Espiritualidad y derechos culturales.

Lo que emerge de esta nueva epistemología es un poderoso sentido de la emancipación, con énfasis en la igualdad y equivalencia de derechos de la humanidad, la naturaleza y los animales. Es en este contexto que se incorpora en la Constitución ecuatoriana la Pachamama (madre tierra) como sujeto de derechos, lo que trasciende el antropocentrismo europeo que ha sido hegemónico en el mundo dominado por esta forma de pensar. Esto explica que el Departamento de Estado de los Estados Unidos haya caracterizado en varias oportunidades a los movimientos sociales indígenas como uno de los principales riesgos a su hegemonía en la América Latina. Los territorios que ocupan los casi 400 pueblos indígenas de Indo-Afro-Latino América contienen el 80% de la diversidad del continente, con invaluables recursos mineros, petroleros y agua.
Bolivia
Los movimientos indígenas latinoamericanos claman por el reconocimiento de la deuda histórica, social y medioambiental que los estados acreedores han incurrido en cinco siglos de colonización y robo de recursos naturales. El surgimiento en las encuestas del candidato Evo Morales en las elecciones del 2002, preocupó al embajador de los Estados Unidos, al punto que unos días antes de las elecciones, advirtió a los bolivianos que no votaran por este candidato si no querían perder la "ayuda" de esta potencia. Esta declaración promovió la candidatura de Morales al punto que del cuarto lugar pasó a ganar las elecciones, con lo cual Evo mofándose de la intervención del embajador dijo que él no hubiera podido imaginarse un mejor jefe de campaña.
El resurgimiento de estos movimientos sociales indígenas ha contribuido al cambio en los patrones tradicionales del poder en nuestro continente, de los doce presidentes que no han podido concluir sus mandatos en los últimos veinte años, solamente dos en Honduras y Haití, ocurrieron a la manera "tradicional" de golpe militar con el apoyo del gobierno de los Estados Unidos, los demás sucedieron como resultado de protestas populares muchas de las cuales fueron liberadas por movimientos indígenas como protesta y respuesta a antipopulares políticas neoliberales.

Una de las características de las Constituciones de Ecuador y Bolivia es que estas han trascendido la democracia representativa hacia una nueva forma de democracia comunitaria y participativa. El nuevo modelo de constitucionalismo que parte de comunidades de base, que lograron asientos en la Asamblea Constituyente gracias a las alianzas de los sectores históricamente excluidos y sus aliados, fue constituida por representantes de las más diversos estratos de la sociedad: mujeres, indígenas, sindicalistas, campesinos, mineros y maestros, superando lo que fuera, en el pasado, monopolio de abogados y políticos hombres.
El resultado es un llamado a la construcción de un estado-nación auténticamente plural, a un genuino interculturalismo, en vez del cosmético multiculturalismo neoliberal que incorpora un discurso de declaraciones rimbombantes sobre el patrimonio cultural y lingüístico, pero que deja intactas las reformas que atenten contra la expansión del capital y la privatización de la naturaleza y la vida. Este nuevo marco constitucional ha propiciado la creación en Bolivia de una Corte Constitucional Pluricultural, donde a la par de los magistrados del órgano jurisdiccional se sientan autoridades tradicionales, de manera que se garantice el reconocimiento de las distintas definiciones de justicia y gobierno existente en el país.
Ecuador
De igual forma en Ecuador se admite que los pueblos indígenas ejerzan funciones jurisdiccionales en un estado que es definido como plurinacional, con designación de funciones para cada una de las nacionalidades que lo constituyen.
La premisa de esta estructura constitucional es que solo cuando la nacionalidad plural es plenamente reconocida puede darse auténtico interculturalismo y del pluralismo en la nacionalidad, para llegar a la refundación del estado. En la mirada de esta construcción el viejo estado es colonial y ha sido aprovechado por las castas que heredaron su poder y que pasó a la república sin cambios sustantivos.
Los diferentes nombres que el estado ha tenido: colonial, liberal, republicano, tienen en común una concepción altamente centralizada del poder, que favorece a elites blancas y ricas, compuestas mayoritariamente por hombres, donde se favorece un grupo étnico, una cultura, un idioma, una religión con privilegios sobre los demás. De esta manera este modelo de estado no puede, de ninguna manera, representar genuinamente una colectividad compuesta de diversas culturas, grupos étnicos, idiomas, orientación sexual y expresiones espirituales.
El nuevo estado será verdaderamente independiente, unitario, plurinacional, que celebra la diversidad humana y la democracia real. En términos indígenas un estado que supera el colonialismo y que da la bienvenida a la humanidad.
Esta es una tarea que apenas comienza y que tiene que enfrentar problemas serios, entre ellos que la refundación de los estados no implica su eliminación y esto es algo que dificulta la tarea pues se trata de un aparato con más de 300 años en nuestro continente. Es algo que necesariamente pasa por el cambio de mentalidad de los individuos, la construcción de nuevas subjetividades y habitus, la lucha por una nueva hegemonía.
Esta lucha no la pueden hacer solo los excluidos: indígenas, afrodescendientes, mujeres y pobres, aún en sociedades donde constituyen una mayoría abrumadora, requieren de alianzas con otros sectores de la sociedad. La refundación de los estados requiere de un auténtico diálogo intercultural, lo que entendemos como el intercambio de universos culturales diferentes; no hay culturas que sean completas, todas pueden ser mejoradas y necesitan de los aportes de la diversidad que enriquece el planeta. Pero muchas de ellas han tenido conflictos graves en el pasado, así que esta construcción requiere de paciencia y tolerancia.
Transición
Esta transformación no está referida solamente a aspectos administrativos sino que llega a relaciones culturales en particular la economía, específicamente lo referido a la existencia de diferentes sistemas económicos existentes en una sociedad plurinacional.
La complejidad de esta tarea obliga al reconocimiento de una fase de transición paralela a la emergencia de nuevas instituciones y mentalidades, fase en la que se combinarán elementos del pasado y el futuro, así mismo las alianzas que se den deberán estar abiertas tanto a los cambios en las alianzas como en las estrategias.
En la escala mundial, las experiencias boliviana y ecuatoriana son quizás las más avanzadas, lo que allí ocurre tiene implicaciones a nivel local, regional, nacional e internacional. Es por eso que De Sousa Santos dice que es en el continente latinoamericano donde se lucha la más importante batalla anticolonialista y anticapitalista.

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